miércoles, 14 de abril de 2010

Cómo?, No iba a estar bueno Buenos Aires?


Desde el mismo momento en que el macrismo ganó la elección y accedió a la jefatura porteña los integrantes de "Fe de Radio" supimos que debíamos esforzarnos para mostrar lo alejado de los intereses de los ciudadanos porteños que están los valores de la gente del PRO.
A las reprobables formas de manejarse, con espionaje incluído, los despidos y las privatizaciones (encubiertas o no) se suma cierto grado de incapacidad para lidiar con problemas comunes y que afectan a vecinos y quienes transitan en la ciudad. Compartimos con Uds. la nota que publicó el INTI sobre las inundaciones en Buenos Aires.
Las inundaciones en la Ciudad de Buenos Aires son provocadas*
Cuando la ocupación del territorio entra en colisión con la condición natural, sus consecuencias no son gratuitas. Buenos Aires se inunda ante cada lluvia copiosa. La ciudad colapsa y miles de vehículos quedan imposibilitados de seguir su camino, cientos quedan flotando, las cámaras transformadoras de corriente eléctrica quedan anuladas, miles de vecinos quedan sin electricidad, hay calles que se convierten en ríos. La ciudad se paraliza. Los funcionarios dicen que eso se debe a las maldades de la madre naturaleza, a que los vecinos sacan la basura fuera de hora o que los adversarios políticos se dedican a tapar lo sumideros para provocar el caos. Por su parte, algunos de esos adversarios políticos aventuran que el oficialismo no ha hecho todas las inversiones necesarias en infraestructura y que no se ha cumplido con las mega obras proyectadas para acabar con “el flagelo de las inundaciones”.
La realidad es que los vecinos y circunstanciales ocupantes de la ciudad somos convidados de piedra ante un escenario preparado para que se produzcan esas inundaciones. Los funcionarios y los “emprendedores" inmobiliarios lo vienen preparando desde hace muchos años; los vecinos, desde entonces, estamos tratando de pararlos. ¿Qué ha sucedido en Buenos Aires en los últimos 50, 60 años para que cada vez sean más graves las consecuencias provocadas por una lluvia copiosa? Sucedió lo siguiente:
1- Se prolongó hasta en casi 1.000 m de su lugar original (caso Arroyo Maldonado) la desembocadura de los cinco arroyos que desaguan sobre el Estuario del Plata. Los arroyos de llanura, como los que atraviesan la Ciudad de Buenos Aires, y que entubados han sido convertidos en pluvioductos, tienen muy poca pendiente y por lo tanto poca velocidad de escurrimiento. Si alegremente se prolonga su desembocadura con rellenos sobre la costa, el escurrimiento de las aguas se retarda sensiblemente (a mayor alejamiento de la costa original, mayor tiempo de desagote de los conductos). La costa de la ciudad ha sido rellenada históricamente en una superficie que casi llega a los 40 km2, con la consecuente prolongación de la desembocadura de los arroyos que comentábamos anteriormente. Este tipo de tareas continúa en la actualidad para ejecutar las obras de ampliación del Aeroparque Jorge Newbery, ejecutadas de facto y fuera de normativa. La red cloacal está colapsada desde hace más de veinte años y no existen plantas de tratamiento de efluentes; los conductos de desagote pluvial que conducen hacia los arroyos entubados, quienes finalmente desaguan en el estuario, transportan también basura, líquidos cloacales y efluentes industriales no tratados, ocupando una parte significativa de su sección útil. Esto hace que no sólo se reduzca la posibilidad de evacuación rápida de las aguas de lluvia, sino que estos líquidos altamente contaminantes, descarguen “en crudo” en nuestro ya poluído estuario.
2- Durante el siglo XX se redujo la cantidad de espacios verdes públicos en más de 50 hectáreas. Esto, además de ser un perjuicio directo a la población porque se le eliminó la posibilidad de su disfrute, se constituyó en una sensible pérdida de superficie absorbente. Al mismo tiempo, la puesta en valor de más de cincuenta plazas porteñas entre 2005 y 2007, resultó en una disminución de aproximadamente un 30% de su superficie absorbente debido a la construcción de caminos y veredones de solado rígido que reemplazaron a los antiguos senderos de granza (dislate que también contribuyó a aumentar la temperatura ambiente). En el transcurso de los años 2008 y 2009, la actual administración siguió impermeabilizando terrenos absorbentes (plazas públicas) en zona inundable, como son los espacios verdes situados a lo largo de la Av. Sarmiento, desde Plaza Italia hasta la Av. del Libertador.
3- La Ley Nº 469 -aprobada en el año 2000- estableció la construcción de trece playas de estacionamiento subterráneas en diferentes plazas de la ciudad. Las leyes Nº 3.057 y Nº 3.058 -aprobadas en 2009- establecieron la libre construcción, según proyecto del contratista, de playas de estacionamiento subterráneas casi en cualquier lugar de la ciudad: cuarenta y dos ubicaciones, entre ellas, otras quince plazas. Esto hace un total de veintiocho plazas a impermeabilizar. La mayoría están en la zona norte de la ciudad, la más atestada, la que más se inunda. Las dos últimas inundaciones de la Ciudad de Buenos Aires (15 y 19 de febrero pasado) han puesto en evidencia la gravedad de la situación creada a través de los años por esta sistemática eliminación de superficies absorbentes que contribuían anteriormente a contener las lluvias caídas, entre otras causas.
4- El auge de la construcción en propiedad horizontal, ya sea entre medianeras o en edificios de perímetro libre (torres), también eliminó la existencia de terrenos privados absorbentes; se impermeabilizó la mayor parte de la entonces superficie absorbente sobre predios privados con nuevas construcciones. Los códigos indicaban la existencia de un “pulmón de manzana absorbente”; esta obligación dejó de existir en las zonas más densamente pobladas y desde hace más de veinte años se permite construir sobre planta baja en cada parcela, perdiendo así el pulmón de manzana su condición permeable.
5- Se construyeron edificios en altura indiscriminadamente en casi toda la ciudad, pero principalmente en las zonas cercanas a la costa (Puerto Madero, microcentro, Retiro, Recoleta, Palermo, Belgrano y Núñez). Las fundaciones de los edificios en altura implican excavaciones de entre 30 y 40 m de profundidad que sobrepasan largamente las dos primeras napas de agua. Es a través de estas napas que los terrenos aún absorbentes acumulan el agua y la envían al estuario. La red de bases de hormigón construidas, constituyen subterráneamente un verdadero dique a la evacuación de las aguas de lluvia, retrasando y muchas veces impidiendo el escurrimiento.
Torres: el auge de este tipo de edificios provocó la disminución de terrenos absorbentes. Estas construcciones implican excavaciones de entre 30 y 40 m de profundidad. 6- Por obra de sucesivas repavimentaciones, el nivel de las calzadas ha sido elevado ostensiblemente. Las calles de la ciudad estaban empedradas en un nivel de por lo menos 20 cm por debajo de la vereda. Las sucesivas pavimentaciones y repavimentaciones sobre el adoquinado original ha invertido esa relación; las calles (salvo las cunetas de hormigón) han quedado más altas que las veredas, facilitando así la inundación inmediata de éstas. Dicha situación está siendo profundizada aún más en el barrio de Palermo Viejo (donde las inundaciones superan el metro de agua) al estrechar y elevar las bocacalles de muchas esquinas.
7- Existen barreras físicas que separan zonas inundables de terrenos absorbentes. Los largos y continuos paredones que rodean los antiguos predios ferroviarios siguen existiendo, a pesar de que su eliminación haría desaparecer una barrera física entre el agua de las zonas inundadas y un gran sector de superficie absorbente.
8- Se permitió desarrollar construcciones clandestinas en uno de los más importantes lugares de absorción de aguas: el Hipódromo Argentino de Palermo. Con motivo de la construcción de más edificios para alojar máquinas tragamonedas, se hizo una ampliación no permitida de 10.000 m2 cubiertos con su correspondiente cochera subterránea. Además, se impermeabilizó un importante sector del centro de la pista con otra playa de estacionamiento asfaltada.
Todo esto es sabido y reconocido por profesionales y técnicos de diversa extracción, pero dirigentes políticos y funcionarios aliados a los inversores de siempre, siguen proponiendo mega obras de transporte, almacenamiento y evacuación de aguas de lluvia (como el peligroso proyecto de los túneles aliviadores del Maldonado) que significan gastos extraordinarios -aún con endeudamiento externo-, pero sin contemplar la posibilidad de parar de construir, parar de impermeabilizar y proceder a ejecutar proyectos vecinales como son los de generar nuevas tierras absorbentes en los predios del dominio público del Estado Nacional dentro de la ciudad (ferroviarios, militares, ex Mercado de Hacienda, etc., que suman más de 300 hectáreas), construir un lago regulador sobre la ex playa ferroviaria de Palermo y declarar la emergencia urbano ambiental (ver proyecto de ley presentado en 2007 por iniciativa de APEVU. Exp.2395-D-07).

* Arq. Osvaldo Guerrica Echevarría,
Asamblea Permanente por los Espacios Verdes Urbanos (APEVU)


1 comentarios:

muy buen informe compañeros, muchas gracias.

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